La ruta, denominada y balizada en blanco y verde como PR local “Rivera de Los Molinos”, coincidente en algunos puntos con el GR 14 –Senda Natural del Duero-, comienza en el Puente Grande, de origen medieval, de Fariza, importante población sayaguesa presidida por su majestuosa iglesia parroquial renacentista, con gran torre del mismo estilo y época, que ostenta al lado de la puerta una estela romana.
Desde allí la senda nos va alejando del pueblo por buen camino entre cercados de muros de piedra seca en perfecto estado de conservación que encierran fincas, la mayoría en estado de abandono, en las que podemos ver algún pozo de cigüeñal (de madera o de hierro) y un par de chozos tradicionales arribeños. Grandes ejemplares de encinas y, sobre todo de enebros, nos irán solazando con su sombra y una fuente con agua no tratada, accionada por una bomba manual de vacío, quitará la sed de los más osados.
Al final de este camino, nos encontramos con la muy popular Ermita del Castillo, cuya gran fiesta tradicional de Los Pendones (de Viriato) se celebra el primer domingo de junio, congregando ocho agrupaciones que desfilan portando sus enormes pendones, acompañados de visitantes y turistas de toda la región que acompañan a la Virgen en su recorrido anual hasta la ermita. Está ésta, de elegante y gran fábrica renacentista, situada en un paraje arbolado que invita al descanso.
Colocada en posición estratégica sobre el escarpe del Duero, ocupó y cristianizó el lugar de un antiguo castro astur, desde el que se tenían para la defensa, y tendremos, magníficas vistas. En el mismo entorno cercado se encuentra la restaurada Casa del Santero que alberga, a su vez, un pequeño museo.
Desde la Ermita, descenderemos unos 500 metros para acercarnos al Mirador de Las Barrancas, pasando por una reciente intervención eco cultural que nos ofrece una serie de paneles interpretativos del paisaje y del uso tradicional de la piedra en esta zona, en particular, y en Sayago, en general.
Desde la Ermita, descenderemos unos 500 metros para acercarnos al Mirador de Las Barrancas, pasando por una reciente intervención eco cultural que nos ofrece una serie de paneles interpretativos del paisaje y del uso tradicional de la piedra en esta zona, en particular, y en Sayago, en general.
Desde él se divisa el profundo y espectacular cañón del Duero, en el Arribe zamorano; Portugal es lo que tenemos al frente. Y, si miramos más hacia el N., hacia nuestra derecha, podremos ver la desembocadura en el Duero del Arroyo Pisón y, al otro lado, el enebral de Cuzcurrita uno de los más grandes y mejor conservados de la Península, en el que, para otra ocasión, os invitamos a un inolvidable paseo.
No estaría de más acompañarnos de prismáticos para contemplar desde aquí el vuelo del buitre leonado, el alimoche, el águila real, la cigüeña negra, las águilas culebrera y calzada, milanos real y negro, ratoneros, aguiluchos cenizos e, incluso, la cada vez más rara águila perdicera, entre las aves de mayor porte. Disfrutadas las vistas desde el mirador, volveremos a subir a la ermita, para emprender el regreso hacia Fariza siguiendo la margen izquierda del Arroyo Pisón en su tiempo alojó batanes o “pisones” para batanar la lana con la que se hacían las famosas mantas y capas pardas (también de pastor) sayaguesas.
No estaría de más acompañarnos de prismáticos para contemplar desde aquí el vuelo del buitre leonado, el alimoche, el águila real, la cigüeña negra, las águilas culebrera y calzada, milanos real y negro, ratoneros, aguiluchos cenizos e, incluso, la cada vez más rara águila perdicera, entre las aves de mayor porte. Disfrutadas las vistas desde el mirador, volveremos a subir a la ermita, para emprender el regreso hacia Fariza siguiendo la margen izquierda del Arroyo Pisón en su tiempo alojó batanes o “pisones” para batanar la lana con la que se hacían las famosas mantas y capas pardas (también de pastor) sayaguesas.
Fiel muestra del Arribe, también ha excavado éste un profundo cañón en la dura roca granítica. Se trata de un bello camino cubierto de fresnedas, siempre bien balizado como PR, que nos va a bajar al mismo lecho del arroyo entre paredes de piedra en bien conservadas, pasando por una fuente, ya perdida, labrada en la roca. Encinas, enebros y grandes rocas nos van a proteger de los rigores del sol. Antes de alcanzar el nivel del agua, una desviación a la izquierda, también balizada como PR, nos bajaría a cruzar por puente el arroyo para ascender a Cuzcurrita.
Una vez abajo, un pontón de lanchas graníticas nos pasa a la margen derecha del Pisón. A lo largo del mismo, corriente arriba, nos iremos encontrando una secuencia de molinos –de ahí el nombre de Rivera de Los Molinos-, cada cual en peor estado, accesibles por pasarelas o pasiles de lanchas graníticas. Uno de ellos, el único y más cercano al pueblo, denominado Molino del Maestro, ha sido convenientemente restaurado.
Una vez abajo, un pontón de lanchas graníticas nos pasa a la margen derecha del Pisón. A lo largo del mismo, corriente arriba, nos iremos encontrando una secuencia de molinos –de ahí el nombre de Rivera de Los Molinos-, cada cual en peor estado, accesibles por pasarelas o pasiles de lanchas graníticas. Uno de ellos, el único y más cercano al pueblo, denominado Molino del Maestro, ha sido convenientemente restaurado.
Y ya solamente nos queda subir hasta el pueblo para cerrar esta corta ruta circular, no obstante muy atractiva e interesante, dadas la cantidad y variedad de elementos culturales y tradicionales que reúne, amén de estar localizada en uno de los parajes más bellos de la comarca sayaguesa, enclavado éste en los Arribes hispano-portugueses, declarados Reserva Transfronteriza de la Biosfera.
Testo de mi amigo y compañero . José Luis Rodríguez
Testo de mi amigo y compañero . José Luis Rodríguez
Fotos de la Ruta:
Video de la Ruta:
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